jueves, 19 de junio de 2008

Capítulo 1º: Breve introducción


Mi primer artículo consiste en el examen del ayer y hoy de mi pueblo Campelles, en la provincia de Girona. A mis 75 años tengo presente que aún escribiendo a marchas forzadas no terminaría nunca de exponer mis quejas sobre la ardua gestión administrativa y burocrática que se ha llevado a cabo en esos bellos parajes en los últimos 28 años, ya que ni esforzándose lo podrían haber hecho peor.

Por otro lado, y ni aún apuntándome a un gimnasio especializado en dactiloterapia podría escribir y narrar a mis lectores los elogios y recuerdos bonitos e irrepetibles que tengo del mismo. Por eso anuncio que iré dedicando mi tiempo en medida que pueda, y distribuiré este artículo en capítulos. Así pues, iré ilustrando mi blog con bonitas fotografías, que espero gusten a mis lectores.

Por el momento, me centraré solo en las críticas necesarias. Las más duras quizás decida guardarlas por puro respeto humanitario, pero no por falta de ganas.

Lucifer, del infierno a Campelles.

El pueblo que me vio crecer está sumido en una decadencia total…. El número de gallinas supera el de personas censadas, pero resistimos… Se está muriendo…. mis ojos vieron su defunción y mi corazón sabe que ha sido asesinado… premeditadamente.

Su conspirador, asesino y enterrador es Manel Palau i Guix, su alcalde. En lugar de favorecer al pueblo, lo derrumbó y sumió en las tristes páginas del olvido.
En lugar de disfrutar de la sombra de nuestros árboles, los hizo desaparecer. En lugar de conservar y restaurar nuestro patrimonio, lo derrumbaste. En lugar de andar por nuestros caminos, dejaste que la mala hierba se apoderara de ellos. Recuerdo cuando éramos 400 habitantes y ahora andamos por los 40. Creo saber quien ha puesto a subasta el cero que nos falta.

¿Recuerdas cuando te preguntábamos si sabias quién controlaba los fabulosos camiones madereros que pululaban por nuestros parajes? respondías que simplemente pasaban de largo…..¡¡ Que poca vergüenza !!

A mi edad no es grato saber que los curas siempre me tuvieron engañada. No supe salir de mi asombro el día que pude comprender que El Diablo no habita en el infierno. Lucifer, nacido y crecido en Vallfogona, de golpe y porrazo y tras pasar a ser “el marido de la maestra”, y un buen día sin apenas tiempo para reaccionar nos lo encontramos instalado en la poltrona de la casa de la Vila de Campelles. En ese momento caí en la cuenta que el señor de las tinieblas habitaba en mi pueblo ¡!! El Diablo no tenia cuernos ni rabo… era mi vecino y alcalde !!

Desde aquel día han pasado ya 28 años, y automáticamente después de cruzar el umbral del ayuntamiento hemos visto desaparecer industrias como Láctics Rull, restaurantes como “fonda Costa”, nuestro querido e inolvidable colegio, y serías capaz de hacer desaparecer nuestro bello sol para poder vendernos bombillas con las que alumbrarnos. Derrumbaste la fábrica Can Costa” y en su lugar emergieron naves industriales.

[Por cierto, bonito regalo de cumpleaños le hiciste a tu hijo. Una nave industrial no la regala un padre a un hijo todos los días. Felicidades por la parte que nos toca].

Me gustaría que alguien rindiera cuentas a este señor, porque siempre ha actuado solo, sin oposición ni alternativa, sin escuchar a nadie y con una impunidad que quita el sentido. Claro que, pensándolo bien, me pregunto qué se puede esperar de un hombre que premeditó, consintió, calló y permitió que su propia sobrina que ejercía de secretaria en el mismo ayuntamiento trabajara tantos años y hasta el día de su muerte sin seguros sociales? ¿que podríamos esperar de un hombre que tuvo a su propio Alguacil en las mismas y antropológicas condiciones?

Ella murió de cáncer, y lógicamente se reclamó vía juicio una pensión digna. Ni que decir tengo que la multa interpuesta en la sentencia que ascendió a 72.000 € la pagó el ayuntamiento, o sea, nosotros.

A la par que este artículo, quiero exponer a mis lectores que conjuntamente con el mismo, he redactado y enviado con carácter de urgencia una misiva al Papa Benedicto XVI, para que nos envíe al pueblo con la máxima diligencia a un exorcista para que tome las medidas oportunas.


Así pues, he aprovechado la ocasión para proponerle la beatificación de mis gallinas, las cuales aguantan estoicamente los malos espíritus que pululan libremente y a su aire en lo poco que ha dejado en pie el Ángel caído… de mi extraordinario e inigualable pueblo de Campelles.

Por lo pronto, y hasta obtener la contestación del Papa, pienso poner a buen recaudo mis recuerdos de aquellos años y de mi pueblo…. Tengo entendido que con un cable USB conectado a mi mente y un poco de celofán puedo hacer un backup de mis recuerdos, y lo haré.
Lucifer jamás podrá vender mis recuerdos.

CONTINUARÁ….